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Jubilaciones: Advierten que "el problema no es la moratoria sino el salario"

El especialista en Historia Económica, Nicolas Dvoskin, analizó el contexto de la moratoria previsional y los planes sociales como estructura antigua de potenciación social.

  • Jubilaciones: Advierten que ”el problema no es la moratoria sino el salario”
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El doctor en Ciencias Sociales y Magíster en Historia Económica, Nicolas Dvoskin, se refirió a la polémica que rodea al sistema de moratoria previsional, el cual “viene a reconocer derechos, pero quedó a mitad de camino”.

En diálogo con Radio La Plata (FM 90.9), el entrevistado explicó que más allá de las opiniones encontradas sobre el tema, el problema consiste debido a la misma “estructura parche” en la que funciona.

Aplicada desde el 2005 y prorrogada en varias oportunidades siguientes, la moratoria esta dificultando la posibilidad de quienes llegan a la edad jubilatoria puedan declarar años de trabajo y aportes evadidos. “Ya sea porque se reconocen como deudores tributarios, o porque trabajaron en relación de dependencia y el empleador no hizo los aportes, con un par de pagos te podés jubilar”, indicó.

“El problema de este sistema de moratoria previsional es que no es contundente”, indicó Dvoskin, y explicó: “Acá todos tienen derecho a jubilarse pero no se está aportando efectivamente, eso falta; la discusión es cómo resolver la naturaleza no contributiva de la moratoria”. 

Asimismo ocurre en la discusión respecto de los planes sociales, según ejemplifica el especialista, donde “el problema no son los planes ni el trabajo, sino la falta de salario”, sin embargo lamentó: “La estructura actual de la Argentina y del mundo, donde la economía es cada vez más desigual, la producción se organiza con cadenas globales y los países periféricos están orientados al trabajo intensivo y mal pago de los procesos industriales, no es posible pensar en un salario digno a corto plazo”.

En esto responsabilizó el piso histórico nacional que tiene de base un 25% de trabajo no registrado, el cual “no es por los costos laborales o la industria del juicio, es la propia estructura que no genera demanda y se maneja con un sistema adaptado para el mundo de hace treinta años, el que claramente hoy ya no existe”.

La estructura de la moratoria responde al modelo nacional de hace 30 años:

En ese sentido se repasó que anteriormente el salario de una persona era suficiente para sostener a una familia con múltiples integrantes, donde la mayoría de las mujeres no estaban insertas en el mercado laboral y otros factores que permitían añorar una sociedad de empleo pleno; mientras que hoy “no tiene ningún sentido que la protección laboral esté anclada a los aportes que uno haga en su vida”.

La moratoria funciona y colabora con aquellas personas que ya no pueden continuar trabajando o que sí lo hacen pero no de forma registrada, donde el Estado se encarga de complementar los ingresos para quienes trabajan y no les alcanza.

“La clave es salir de las categorías viejas a las que estamos acostumbrados y tener en cuenta un esquema contributivo”, dijo Dvoskin, y cuestionó: “Mientras sigamos inmersos en un mundo con discursos neoliberales donde la discursividad meritocrática siga pensando en el sujeto trabajador que merece lo que aportó va a ser difícil cambiar el ideario desarrollista que también está en el propio peronismo”.

Sobre eso, ejemplificó con la primer aplicación de la moratoria provisional, donde el clamor popular la mencionó ‘’reconocimiento a las amas de casa’’, ya que sin ser premeditado, 4 de cada 5 personas que accedían al beneficio eran mujeres que realizaban tareas socialmente necesarias y productivas del mercado que no eran remuneradas en lo absoluto, como el trabajo doméstico y de cuidado.

“Las personas que acceden a planes sociales realizan tareas, pero sus salarios no les permiten satisfacer sus necesidades básicas; no podes sostener una lógica de ganamos lo que merecemos en un mundo desigual con algunos beneficiados y otros que están afectados por los prejuicios”, agregó.

Bajo estos planteos, concluyó: “Hay que pensar en qué tipo de protección social se tiene que asegurar para conseguir una vida digna para las mayorías, pero para eso hay que reconocer la realidad y soltar la utopía de que vamos a solucionar todo a corto plazo”.

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