Virus del tomate: Las claves de la enfermedad

Luego de que el Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa) haya detectado la aparición de un nuevo virus rugoso, particularmente en la fruta del tomate, se encendieron las alarmas, tanto para los productores como para los consumidores. Inmediatamente se descartó que pueda ser un virus nocivo para la salud humana, por lo que no tiene impacto en el consumo directo.

Las muestras fueron tomadas en las localidades de La Plata y en Mar del Plata de la provincia de Buenos Aires y en la localidad de Lavalle, de la Provincia de Corrientes.

Desde el Organismo indicaron que los establecimientos productivos "deberán mantener en aislamiento los sitios de producción donde se produjo la detección asi como también aplicar medidas de higiene y desinfección a dichos sitios, herramientas de trabajo y otros elementos que pudieran actuar como transmisores del virus".

El virus se caracteriza por provocar síntomas como manchas marrones en los frutos, deformaciones, pérdida de calidad y reducción en la producción. Además, su rápida propagación a través de semillas, plantas infectadas y utensilios de trabajo representa un desafío para los productores, quienes deben implementar medidas de control y prevención eficaces.

En esa línea, recomendaron que ante sospechas de presencia de la enfermedad, es fundamental no tocar la planta, aislar el sector y avisar a la oficina del Senasa, INASE o INTA más cercana a su localidad, o escribir a [email protected].

¿Qué dicen los especialistas sobre el virus rugoso?

Al respecto, Carlos Pineda, técnico del INTA La Plata y docente de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP), comentó que es un virus "vegetal, es decir, que afecta solamente a las plantas de tomate y a los pimientos, no afecta al consumo. Pero sí produce unas pérdidas muy importantes en los cultivos”.

Asimismo advirtió que se trata de un virus que se propaga bastante rápido en la plantación y  que es muy infeccioso: "El peligro más grande es la difusión a través de las tareas culturales,las llamadas tareas mecánicas, como el desbrote, trasplante, cultivo y las podas. Las soluciones deben ser entonces cambios de hábitos en relación con esas actividades”.

Por su parte, el ingeniero agrónomo de la Dirección de Información Estratégica Fitosanitaria, Hernán Von Baczko, aseguró que el impacto del virus estará "en el sector productivo, en el rendimiento y en la calidad de esa fruta que vamos a tener".

Y agregó: "Desde el 2019, el SENASA está analizando y certificando la sanidad de la semilla que entra en importación en el país. O sea que ya desde ese momento estamos trabajándolo. Ese procedimiento se continúa y desde mayo se intensificó, aplicándolo a todos los países a cualquier país del mundo que nos esté vendiendo semillas. Este análisis se realiza para dar ciertas garantías de la sanidad de las semillas que ingresan, y por otro lado, todo lo que se trabajó es para fortalecer un sistema de alerta fitosanitaria que permite copiar información y hacer una evaluación nacional de la distribución del virus".