"Música para creer y crecer": Un taller de percusión para chicos con hipoacusia que se convirtió en libro

Mariano Irigoyen es abogado y músico, junto a Nito Mestre llegó a ser telonero de Paul McCartney, pero lentamente comenzó a perder la audición. Se alejó de los escenarios por 10 años y cuando regresó a su viejo amor aprendió que la música, además de sonidos, podía ser una “experiencia multisensorial”. Entonces, decidió compartir y aprender junto a los más chicos,organizando talleres de percusión con niñas y niños con sordera o hipoacusia. 

En diálogo con el programa Salud AR, por Radio La Plata 90.9 FM, Irigoyen contó detalles de “Música para Creer y Crecer”, proyecto que junto a Sebastián Castelli, ahora convirtió en libro y con el que recorre todo el país. 

“Los talleres son abiertos a todos los niños y sus padres y de lo que tratan es de potenciar aptitudes, actitudes y habilidades, usando el cuerpo como principal herramienta mediante el cual fluye la música”, comenzó contando Irigoyen. Y agregó: “Como la música es un lenguaje universal, consideramos que es la mejor herramienta para incluir”.

Así, con panderetas, palos, cajón peruano, bombo legüero y batería, el taller busca “generar sentimientos en forma de música, como un espacio vivo, estimulante, flexible” y donde a través de una dinámica lúdica y de cooperación comulgan quienes están interesados en la experiencia más allá de tener o no una discapacidad auditiva. 

“A través de la difusión en redes sociales e incluso en los medios de comunicación masiva logramos que crezca el proyecto y llegar a países como Colombia, Chile, Uruguay, Paraguay; pero también a Chascomús, La Plata, en la provincia de Buenos Aires o Chubut, La Pampa y Chaco”, destacó el abogado. 

“Entonces llegó el libro, que es una recopilación de todas esas experiencias y cuenta cómo trabajamos en los talleres y qué pensamos que es la música. Porque consideramos que sirve para la inclusión. Este es el relato de viaje de los talleres, pero no desde el sentido técnico, porque no somos profesionales de docencia especial, sino desde ese espacio lúdico que construimos”, afirmó Irigoyen. 

Los talleres de percusión inclusiva “Música para Creer y Crecer” son parte de la reconversión de Irigoyen. “Como baterista tocaba junto a Nito Mestre y en un momento empecé a perder la audición. Seguí tocando pero todo se profundizó cada vez más. En un momento mi médico en Estados Unidos me pidió que parara. Entonces debieron ponerse un audífono y me alejé por 10 años. Ahí asumí esa pérdida y después decidí aportar un pequeño granito de arena y salir a mostrar esto. Ahí empezamos a trabajar con personas con hipoacusia y sordera de distintos grados”, recordó. 

“Cuando te pasa algo así es un quiebre en la autoestima y la forma de ver el mundo. Yo antes pensaba que la música era solo auditiva, que se componía sólo de sonidos. Desde que perdí la audición y empecé a usar audífonos mi concepto cambió. Hoy creo que la es multisensorial, porque suma también la vista, el tacto. Por eso, usamos luces, nos sacamos los zapatos”, continuó. 

“Hacemos otra conexión totalmente diferente con los instrumentos y tenemos objetivos distintos”, subrayó. 

“Cuando los chicos escuchan un poquito, ese poquito lo usamos, pero también nos apoyamos de la vista, nos acostamos en planchas de madera para sentir las vibraciones, usamos luces con audioritmicos. Usamos el tacto. No todo se limita a escuchar”, ejemplificó. 

“Los talleres vienen a potenciar e incentivar el universo creativo de todos quienes padecemos hipoacusia o sordera y nos permiten sentir e interpretar la música de otra manera, desde la vibración, desde los silencios y desde el movimiento”, finalizó.