Alerta en la UCR: ¿Fracasa en el plan de Abad?

A una semana de las elecciones generales, los principales frentes electorales preparan sus cierres de campaña y articulan movidas de último momento para tratar de captar el voto de los indecisos y, sobre todo, dar vuelta parte del electorado que no acompañó en las PASO.

Algunas jugadas buscan dar la última muestra de fuerza antes de los comicios, como el acto del 17 de octubre en el Club Arsenal de Sarandí, en el que se espera una contundente foto de unidad por parte del peronismo y otros sectores que abrevan en Unión por la Patria.

Del lado de Juntos por el Cambio, el anuncio de una eventual jefatura de gabinete de Horacio Rodríguez Larreta se enmarca también en la estrategia del sprint final, aunque en este caso evidencia más bien el grado de desesperación de la dirigencia macrista que ve cómo se licúa el poder acumulado desde 2015. El llamado de Patricia Bullrich a su ex rival en la interna pretendió ser un golpe de efecto, pero llega tarde, cuando la mayoría de las cartas están echadas.

Y si bien JxC puede convertirse a nivel nacional en el gran perdedor de la elección del próximo domingo, la UCR lograría evitar el cimbronazo, ya que puede exhibir triunfos provinciales, nuevos gobernadores y un crecimiento territorial inédito en los últimos 20 años, a excepción del territorio bonaerense, donde la estrategia personalista del presidente del Comité Provincia, Maximiliano Abad, está cerca de fracasar, arrastrando al radicalismo a una nueva debacle en términos electorales.

Sin chances de instalar un candidato a gobernador competitivo para estas elecciones, el radicalismo volvió a elegir la opción de ser furgón de cola del PRO, con una consigna repetida: "esta vez va a ser una coalición de gobierno, no solo legislativa como en 2015."

Pero además y como nunca antes había ocurrido, la agencia de colocación de vices en la que se convirtió la UCR, desarrolló todo su armado en pos de posicionar a Abad como el único hombre fuerte de la provincia, desactivando el crecimiento de Facundo Manes y bloqueando al resto de sus pares, atento a que los números confirmados en las PASO dejan pocas chances de triunfo para JxC.

Es decir que accediendo a una banca en el Senado Nacional, el todavía diputado provincial sería pieza clave para el armado territorial bonaerense, el radical con el cargo de mayor representación y sobre todo con poder de negociación con un gobierno nacional de cualquier signo político en la futura conformación del Congreso Nacional.

Sin embargo, nubes negras en el horizonte comenzaron a entorpecer lo que hasta hace poco era un camino despejado, y al crecimiento de Axel Kicillof le sobrevino una sensible caída en la intención de voto de Bullrich, que no logró retener los votos de Rodríguez Larreta, empujando a su candidato a gobernador, Néstor Grindetti, a disputar el segundo lugar con Carolina Píparo.

El problema para Abad es que el intendente de Lanús en uso de licencia no mueve el amperímetro por sí solo, como sí ocurre con Kicillof, que le aporta votos propios a la candidatura de Sergio Massa para la presidencia. En el caso de JxC, Grindetti depende casi exclusivamente de Bullrich, por lo que una caída de la exministra de seguridad a manos de Javier Milei arrastraría al resto a un cómodo tercer lugar, dejando al espacio sin sumar senadores.

Como si fuera poco, a nivel territorial los intendentes tienen la chance de pasar factura por lo que muchos consideran una estrategia equivocada y, sobre todo, "personalista" del titular del radicalismo provincial. Con vínculos más que claros de algunos alcaldes boinas blancas con la gestión de Kicillof y teniendo en cuenta que el proyecto de llevar a un radical a la vicegobernación tiene muchas chances de fracasar, no sería de extrañar que los postulantes locales se recuesten sobre sus propias listas, dejando el resto de las categorías libradas totalmente al efecto arrastre de las candidaturas nacionales.

De materializarse estos resultados el próximo domingo, más allá de la segura crisis en la que ingresará Juntos por el Cambio, la UCR bonaerense deberá repensarse hacia adentro y recuperar al menos parte de la identidad perdida para volver a ser un partido fuerte y no la sumatoria de intendentes que, en el mejor de los casos, se postulan como la apoyatura legislativa de un eventual gobierno del PRO.