En los últimos días se vivió un hecho escandaloso en el Concejo Deliberante de la ciudad de Baradero, ya que Juntos por el Cambio intentó sancionar una ordenanza para establecer una zona de exclusión en el uso de agroquímicos, de manera ilegal, sorteando el trayecto administrativo y llevando el límite a tan sólo 50 metros de zonas periurbanas y escuelas rurales.
Al respecto, la docente e integrante de la Red Federal de Docentes por la Vida, Paola Kruger, explicó a CodigoBAIRES (Radio La Plata FM 90.9), que se trató de una “chanchada”, y que la modificatoria fue articulada con la Sociedad Rural de Baradero.
“Hace dos años, desde la Red de Estudios Agroecológicos de Baradero y San Pedro (RELEA), se presentó un proyecto para establecer una zona de exclusión de 500 metros, que sea temporal y vaya en incremento, hasta lograr los 1500 metros en zonas periurbanas, que quedó cajoneado. Además, este año, la Sociedad Rural (SRB) presentó otra ordenanza, la cual pedía 25 mt de exclusión de fumigación en las escuelas rurales. Esto nos llevó a trabajar en esa mesa que no fue bastante ordenada, pero donde se llegaron algunos acuerdos”, mencionó Kruger.
Y agregó: “A partir de eso, el Municipio saca otro proyecto de ordenanza donde establecía una zona de exclusión de 200 metros y 500 metros de protección”.
En esa línea, mientras se discutía la aprobación del proyecto oficialista, el viernes pasado los ediles amarillos metieron en el temario la ordenanza vieja, presentada por RELEA, pero con una modificación, la cual establecía una zona de exclusión de 50 metros, salteándose todos los pasos legales y administrativos.
“Era una ordenanza de 5 hojas que nadie la había leído, que no había pasado por comisión. Una chanchada. Hacen la votación, sin embargo, según el reglamento lo que podían votar por mayoría era la ordenanza original, sin las modificaciones”, explicó Kruger.
De esta manera, teniendo en cuenta que como no fue tratado en comisión, solamente se podía aprobar la ordenanza ya existente, se aprobó la ordenanza original de RELEA. Sin embargo la situación está en stand by, ya que no se le realizó el despacho oficial correspondiente, y puede terminar cayendo.
“Por querer hacer una chanchurreada se equivocaron y votaron nuestra ordenanza. Estamos a la expectativa, ya que la concejala Silvana Sosa sostuvo que va a realizar una denuncia penal en caso de que no cumplan con el proyecto”, explicó la integrante de la red Federal de Docentes por la Vida.
Una ordenanza necesaria para la salud
Asimismo, Kruger detalló que es necesario establecer una zona de exclusión para las fumigaciones, ya que los concejales “no asocian el daño que causan los venenos con los problemas de salud que tiene Baradero”.
“Los altos índices de cancer, de leucemia, de problemas de diabetes, de tiroides. Todo se lo adjudican a otras causas, pero sin embargo hemos encontrado, en la primera etapa, más de 7 plaguicidas en agua, 18 plaguicidas en agua, 12 en el suelo, y tomamos muestras de diferentes partes de la Ciudad”, detalló Kruger.
En ese sentido, en el día de ayer presentaron el primer informe ambiental, donde se detalla esta realidad que viven vecinos y vecinas baraderenses, en el cual se muestra el hallazgo de glifosato y ampa en orina de niños de 6 años y también la presencia de glifosato en docentes, como Kruger, que trabaja en una escuela rural, evidenciando las derivas y el alcance de las fumigaciones.
“Acá lo que están peleando de la Sociedad Rural no es por el trabajo de la gente del campo, porque yo lo veo como maestra, el campo esta vacío, cada vez hay menos gente, se cierran escuelas por la falta de matricula, porque hoy son todas alfombras verdes de soja, y toda la parte agropecuaria que necesitaba mano de obra y gente del campo ya no está. Es lamentable”, sostuvo la integrante de RELEA.
Y concluyó: “Cuando empiezan las épocas de las fumigaciones, tengo que estar alerta si escucho un ruido de maquinas porque es constante, si es un mosquito los tengo que meter a los chicos adentro porque pasan con el veneno adentro y tienen pérdidas. Me ha pasado en un recreo, donde nos fumigaron al lado del alambrado, que lo trajo el viento y nos terminó matando la huerta agroecológica”.