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Explosión en Atanor: Especialistas advierten sobre fuertes daños a la salud, entre ellos, cáncer

Detectaron presencia de un tóxico cancerígeno luego de la explosión de un reactor de la fábrica Atanor, en San Nicolás. Vecinos denunciaron aumento de casos de cáncer en la zona.

Andrea Lazaro
03/05/2024
Explosión en Atanor: Especialistas advierten sobre fuertes daños a la salud, entre ellos, cáncer

Especialistas confirmaron que el compuesto químico detectado tras la explosión de un reactor en la fábrica de químicos y herbicidas Atanor en San Nicolás produce serios problemas a la salud. Este jueves Greenpeace comprobó que a 350 metros a la redonda de la empresa se encontraron restos de Atrazina, un tóxico prohibido en la Unión Europea y restringido en Estados Unidos. Otros denuncian, directamente, muertes por cáncer.

Cabe recordar que el 20 de marzo pasado, a las 3:30 de la madrugada, explotó uno de los reactores de la fábrica, tras lo cual gran parte de la ciudad se cubrió de un polvo blanco altamente tóxico. Ante el evento se inició un proceso de investigación, que todavía continúa, para dimensionar el grado de los daños provocados, tanto al ambiente como a la población. 

Luego de semanas de trabajo, Greenpeace publicó, este jueves, los resultados de las muestras que un equipo tomó en San Nicolás, en cercanías de la planta. Según se informó, a través de hisopados, la organización ambientalista detectó altas tasas de Atrazina. De acuerdo al análisis de las muestras tomadas el 22 de marzo, 48 horas después de la explosión, había Atrazina en todos los puntos muestreados (casas y vía pública), en un radio que va desde los 150 a 350 metros de la planta. 

Asimismo, Greenpeace difundió el 12 de abril pasado un primer acercamiento al problema. En él, advirtieron: “Junto con Fabián Maggi, abogado ambientalista, fuimos a la barranca que ocupa ATANOR para observar los puntos contaminados que ya tiene más de una década”. 

“Los vecinos de San Nicolás nos cuentan los altísimos riesgos que corren al habitar la misma ciudad en la que se encuentra ATANOR”, agregaron, y sumaron que “luego de la explosión tuvieron que evacuar una escuela por síntomas dentro de las aulas”.

“Gabriel, habitante de San Nicolás, afirmó que 72 horas después de la explosión con liberación de agrotóxicos continuaban los fuertes olores”, añadieron. Gabriel Godoy vive a 200 metros de Atanor, en el barrio Los Fresnos. Uno de sus hijos pasó a buscarlo tras la explosión, salió a la calle y contempló una nube que terminó cubriendo zonas vecinas a la planta.

Según Godoy, su hermano, que vive a 800 metros de Atanor, sentía picazón de ojos y garganta. “No había ningún protocolo, nos decían que nunca iba a pasar. Pero pasó”, aseveró. 

En este contexto, en abril pasado, numerosos vecinos marcharon contra la empresa, junto a organizaciones políticas solidarizadas por los informes locales que describen la grave situación de amplias áreas barriales, inundadas del toxíco en cada patio.

Preocupantes consecuencias para la salud

Los primeros en poner el grito en el cielo por las consecuencias en la salud de la fábrica Atanor fueron los miembros de la Foro Medio Ambiental de San Nicolás (FOMEA), que informó sobre un aumento de casos de cáncer en barrios cercanos a la empresa; lo que ha motivado la mudanza de muchos vecinos. 

Pero tras la detección de la Atrazina, especialistas profundizaron sobre las complicaciones sanitarias que puede ocasionar este compuesto, que van desde la alteración de diversas glándulas hasta la transmisión transgeneracional de células afectadas. 

Para el coordinador de la campaña de Clima y Energía de Greenpeace, Leonel Mingo, la situación ya es irregular, de entrada, pues “la premisa es que los análisis debieran dar 0. No hay razón alguna para que, a tres cuadras de la planta, haya atrazina en el ambiente”. Al tiempo que remarcó, en declaraciones a un diario del interior del país, que se trata de un químico “altamente peligroso” y que “los riesgos para la salud son fácticos”.

“Una de las características de la atrazina es que puede perdurar en el ambiente hasta 100 días”, apuntó, y alertó que si bien la toxicidad va disminuyendo con el paso del tiempo, el daño queda vigente.

Incluso, los daños se puden transmitir de generación en generación. Así lo explicó el médico Damián Verzeñassi. “La atrazina es un disruptor endocrino que altera el normal funcionamiento de las glándulas, con impacto fundamental en las tiroides y las mamarias. Estudios hechos en ratas demostraron que genera cáncer de mama. Además, altera los ritmos de descanso del organismo, lo que aumenta el estrés oxidativo y acelera los procesos de oxidación de las células, que generan un funcionamiento dañino potenciando la formación de células anómalas”, relató.

De esta manera, las exposiciones a la atrazina generan que se dañen células que producen los espermatozoides en hombres y los ovocitos en mujeres. “El ADN queda dañado y los hijos o nietos de personas que estuvieron expuestas a la atrazina pueden expresar ese daño en sus cuerpos. Esto fue publicado y no fue refutado”, dijo.

“Cuando hay una sustancia disruptora endocrina, no hay dosis seguras”, cerró.

Qué es Atanor

Atanor es una compañía química que comenzó sus operaciones en 1938, y en la actualidad cuenta con tres plantas industriales. Provee insumos para el agro, para la impresión de envases, para la industria gráfica, textil, farmacéutica, maderera y petrolera entre otras.

Es la única empresa en Latinoamérica que produce los tres herbicidas de mayor uso, glifosato, fenóxidos y atrazina.

La química pasó a manos de una corporación estadounidense en los ’90, puntualmente Albaugh, una empresa dedicada a la venta y producción de agroquímicos, en particular herbicidas sin patentes, y opera en Estados Unidos, Canadá, Argentina, Brasil, México y Europa.

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